Julia Alvarez Iguña

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Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Reflexiones para el nuevo año.

Comienza un nuevo año, con nuevas esperanzas y proyectos a cumplir. Las experiencias del año pasado han quedado atrás, no importa si fueron buenas o salieron como no esperábamos. Ahora hay que mirar hacia adelante, aprender de lo vivido y experimentado y tratar de orientarse en un “Si” en todos los “No” logrados en el 2010.
Si nos detenemos por un momento y hacemos una pausa para mirar hacia atrás, podremos darnos cuenta que en este momento y en nuestra situación deportiva, nos encontramos exactamente donde nos han traído nuestras acciones pasadas. Muy sabio es el dicho que dice: “Mañana serás lo que hiciste hoy”. El ser humano va construyendo su futuro día a día, mediante sus palabras, voluntad y acción.

Pero no importa, siempre es tiempo de cambio.Lo importante es que aunque sea ese pensamiento haya pasado por tu cabeza para ponerlo en práctica. Hay muchas personas que desgraciadamente ni lo piensan, y así van por la vida. Todo igual, son los jugadores que siempre están en la base, en el montón, en la “manada” como diría Friedrich Nietzsche, quien lo oponía al “superhombre” ligado a la voluntad de poder, a la aceptación, a la fuerza para crear y otorgar sentido en la vida.

Un nuevo año nos llena de esperanza y voluntad, es época de forjar propósitos, y trazar proyectos. ¿Dónde estoy hoy? ¿Dónde quiero estar el año que viene?
Lo más importante será ser fiel a nuestras convicciones y principios y no claudicar ante lo imprevisto. Necesitaremos voluntad, pero más que nada motivación, saber esperar y no claudicar ante el primer obstáculo. No nos centremos en lo inmediato, en la satisfacción del ahora, eso no dio resultado. Esta vez nos focalizaremos en la satisfacción diferida, en el beneficio que lograremos a mediano o largo plazo. Se trata del dilema cotidiano: “menos ahora” pero “más y mejor después”.



Seguramente sucederán cambios y sorpresas que nos moverán el piso y pondrán en evidencia nuestra vulnerabilidad, y debemos estar preparados para el cambio que, por cierto, será duro. Nuestros objetivos serán muchas veces saboteados por explosiones de ira, cansancio, falta de paciencia durante las tensiones de la vida cotidiana. Situaciones que crean conflictos marcando la tendencia en la manera de reaccionar inmediatamente, en el “ya”, egocéntricamente, sin prestar atención a los beneficios a largo plazo que están allí esperando por nosotros en nuestra capacidad de espera diferida.

Será tiempo para los entrenadores de hablar y fomentar en el deporte la importancia de perseguir y luchar por los sueños que nos darán seguridad, gloria, triunfos y prestigio, pero sin olvidar de fomentar valores como paciencia, respeto, disciplina, tolerancia, recursos individuales y grupales, haciendo a sus jugadores responsables de sus elecciones, de sus actos. Será una manera de construir un escudo contra la frustración que siempre estará acechando al jugador.


Esperemos que el próximo año podamos repensarlo de manera diferente luego de haber escalado varios escalones en la pirámide del rendimiento personal. Detengámonos a pensar y establezcamos las estrategias para que el 2011 sea verdaderamente un año "productivo", para que sea “nuestro año”
Pensemos:

¿Cuál será la verdadera motivación en cada objetivo que me proponga?
¿Me jugaré por mi verdadero deseo, o por lo que debería hacer o lo que esperan de mí?
Estos objetivos que me impongo, ¿son posibles, son reales, concretos y precisos? ¿son alcanzables o están idealizados por mi tonto perfeccionismo?
¿Qué necesito para cumplirlos?
¿Tengo verdadera voluntad y motivación para sostener mi objetivo en el tiempo?

Reflexionando sobre estas preguntas comenzá a trazar tu camino. No dejes tus respuestas en el tiempo libradas al azahar o a la conveniencia de tu tiempo libre. Para lograrlo, el primer paso es reconocer que no sabemos, pero que estamos dispuestos a aprender y experimentar todo aquello que todavía no hemos vivido. Tratá de conocerte lo mejor que puedas, con todas tus fortalezas y tus debilidades.

Recordemos que el oráculo del Apolo de Delfos decía: “Conócete a tí mismo”, eso significa que no siempre sabemos quiénes somos en realidad, siempre hay partes oscuras donde nos negamos a entrar porque duelen, pero para poder vencer desafíos, primero debemos conocer al enemigo, a nuestro rival interior para poder darle batalla.
Es tiempo de cambio, empecemos por cada uno de nosotros.

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