Un deportista requiere de un determinado nivel de activación (arousal) física y psicológica para rendir con sus mejores capacidades y habilidades.
El arousal, término inglés que significa alerta o incremento de la atención, es un estado natural de activación responsable del aprovechamiento de los recursos del cuerpo cuando se han de llevar a cabo actividades límites e intensas. Sabemos que los extremos son negativos para el rendimiento, ya que un jugador que compite excesivamente relajado o demasiado excitado lo verá reflejado en su resultado deportivo. De allí, que es necesario mantener un nivel equilibrado de activación, donde sientas tu cuerpo cómodo y no tenso, centrado en el jugar y no dominado por cualquier clase de emociones que puedan introducirse en el juego.
¿Qué es la teoría de la catástrofe?
La situación catástrofe fue denominada así por el autor Hardy en la cual afirmaba que la ejecución depende de la interacción compleja entre la activación y la ansiedad competitiva.
Si un individuo está exhibiendo una alta ansiedad cognitiva, como por ejemplo, preocupación sobre un eficiente rendimiento, temor de perder un partido, ésta sobrecarga emocional produce un aumento fisiológico del sistema nervioso autónomo. Éstos procesos emocionales relacionados al estrés y la angustia generan alteraciones somáticas (taquicardia, transpiración, falta de aire, etc.), como asimismo variaciones en los procesos cognitivos como el de la atención.
Durante el juego el deportista debe ser capaz de reconocer como se encuentra, en que estado está, para poder centrarse en su zona de funcionamiento óptimo (IZOF) “Individualized zones of optimal function” tantas veces como le sea posible.
O sea, que la acción depende de la interacción entre la activación y el nivel de ansiedad. Cuando interpretás una situación de acuerdo a pensamientos de fracaso, baja confianza en tu capacidad de toma de decisiones, te vas del partido, decae la concentración, te olvidas de detalles y jugadas principales, o sea te bloqueas fisico y emocionalmente.
¿En qué momento se produce la catástrofe en el deporte?
Cuando un deportista exhibe un adecuado nivel de activación con una baja ansiedad cognitiva, el rendimiento tiende a ser óptimo. El problema real se produce cuando la ansiedad se eleva por encima de su umbral de tolerancia produciendo elevadas situaciones de alerta y preocupación en la ejecución provocando una catastrófica caída en el rendimiento. Es lo que comúnmente los entrenadores y deportistas llaman, no sin razón, pérdida de concentración.
Esto se puede observar cuando un jugador de tenis está, por ejemplo, disputando un tie break bajo condiciones de mucha activación y en una jugada comete un error no forzado, o un jugador de golf puntero pega fuera de límites arruinando la tarjeta, o a un jugador se le cae la pelota antes de llegar al ingol. Tales situaciones generan nerviosismo y ansiedad expresadas en ideas persecutorias e irracionales como "no ganaré este tie break", "ya sabía que algo iba a pasar", "siempre cometo los mismos errores", etc.
Todos estos pensamientos negativos producen una interferencia en tu rendimiento. En condiciones de excesiva preocupación por el logro de un objetivo, ante el miedo de no lograr ese deseo, se dispara el arousal (ansiedad somática) y la ejecución deportiva disminuye.
Estas situaciones las vemos sobretodo en las grandes finales y campeonatos donde por ejemplo jugadores de rugby comienzan a errar a los palos en los penales o que decir del famoso torneo de golf donde el francés Jean van de Velde quien iba como único puntero en el Open en 1999 y hasta con un doble boggie se consagraba campeón. Pero su mente en el último hoyo lo traicionó terminando con un triple boggy cometiendo terribles errores y perdiendo el campeonato yendo a playoff con Paul Laurie.
Por ello es fundamental que todo deportista conozca y trabaje técnicas o herramientas psicológicas específicas para controlar el exceso de nerviosismo en dichas ocasiones, para poder conectarse con sus sensaciones corporales y modificar sus estados emocionales.
Para ello se utiliza la relajación y la respiración como asimismo el dominio y control de los procesos cognitivos que disparan ansiedad.
Poder manejar las tensiones te ayudará a jugar mas suelto, a canalizar la agresividad tanto hacia vos como hacia el otro, ya que el sentimiento de seguridad conlleva a sentirse eficaz y capaz de enfrentar cualquier reto.
Como vemos el rendimiento deportivo está condicionado por tres tipos de preparación: la preparación física, la preparación técnico táctica y la preparación psicológica. Si alguna de éstas es descuidada se verán descompensadas las demás habilidades.
Es bueno y necesario poseer cierta ansiedad en un partido, éste es un sentimiento normal que nos estimula y prepara ante una adversidad. Pero si el miedo es excesivo, no suma sino que resta ya que nos paraliza y conduce al fracaso.
Recordá que la angustia es un fenómeno subjetivo y que depende de cómo te pensás en cada situación. En lugar de realizar esa jugada temiendo errar, jugá libremente confiando en vos. La realidad psíquica es la única realidad genuina y de acuerdo a ella vas a jugar.
Esa realidad es la que forma parte de tus valores, de tu presencia como persona y jugador.
Un error es más difícil de olvidar que un éxito a recordar. Por eso siempre nos quedamos en lo malo, olvidando todas las potencialidades que se encuentran en nuestro interior listas para desplegarse. El dolor emocional perdura y lesiona la mente. Para ello entrená tu manera de pensar y en lugar de bloquearte aprende a bloquear esa parte negativa que no forma parte de tu persona ni de tu juego.
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