Julia Alvarez Iguña

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Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Los Pumas también lloran


Oír cantar el himno por nuestros Pumas ya forma parte del espectáculo. Es un momento donde no alcanzan las palabras para definir lo sentido, la música explota ese cóctel de sensaciones internas y se expresa por medio de las lágrimas. Más allá del resultado obtenido ya hemos ganado puntos en nuestro fuero interno y lo mostramos en esa identificación colectiva donde todos sentimos “la celeste y blanca” representados por esos quince “gladiadores” tomados de la camiseta vibrando y temblando ante las estrofas que le recuerdan su misión.
Patria, que sentimiento tan difícil de definir. Es algo sin nombre que se lleva a todas partes y que se acentúa al estar lejos de ella. Es lo que nos hace vibrar y sentir la patria de distinta manera. La patria es algo intangible, abstracto, es el barrio, los afectos, la familia, el club, los amigos. Es una necesidad de demostrar que “somos” solamente con la presencia, que los argentinos poseemos una unidad, donde hay un algo que nos traspasa y que nos representa en cada partido por la figura de nuestros Pumas.

¿Y qué es la Nación? Es la expresión de nuestra cultura, nuestras tradiciones, el amor a nuestro territorio, la posesión en común de una tierra de recuerdos compartidos. Todo este sentir se conjuga en el rugby donde jugadores de distintas provincias, lugares y clubs se reúnen para representar a la nación, a un pueblo, a un deporte, bajo el nombre de “Pumas” en la lucha y competencia por la virtual soberanía.
La emoción es una descarga afectiva que descubre la parte más íntima del ser humano: sus motivaciones, deseos, objetivos y necesidades. Nos recuerda quienes somos, para qué estamos, a qué venimos, hacia donde vamos, envueltos en un sentimiento de orgullo y pertenencia.
Demostrar las emociones no ha sido considerado importante en el deporte, ni que decir del rugby, juego de caballeros, y…ya sabemos que los caballeros no lloran. Pues esta teoría no se cumple en este caso y los hombres también lloran. Si bien algunas emociones provocan varios desordenes en referencia a la competencia en sí, también lo son en esos momentos poderosas válvulas de escape donde llorar da más fuerza, energía y motivación.

Llorar es una expresión interna, una forma de lenguaje. Llorando expresamos mucho más que con las acciones. El llanto denota tanto una tristeza como un deseo y una alegría. Siempre se dejó para las mujeres ese atributo de lloronas, pero cómo emociona ver a un hombre llorar, es el arma más poderosa para desarmar a una mujer y tocar su fibra más íntima. Generalmente los hombres no lloran por sostener el disfraz puramente machista de no restar su virilidad ante la demostración del hombre débil que se comporta como una “frágil mujer”, cuando demostrar una emoción es una cualidad humana positiva, sana, sincera, que nada tiene que ver con la debilidad. La falla está en confundir sensibilidad con “sensiblería” y humanidad.

El llanto es un afecto y si bien los afectos son la primera forma de lenguaje, la primera forma de comunicarnos, en este caso es la primera manera de demostrar que a la cancha se entra con fibra y corazón, con llanto y temblor, con fuerza y garra.
La emoción forma parte del lenguaje no verbal y comunica su motivación. Al demostrar tanta fuerza interna seguramente que iremos por ello, el llanto no está relacionada a los logros exteriores donde valemos de acuerdo a los títulos obtenidos. Está relacionado a la motivación interna donde antes que “tener” está el “ser”. El tener se puede alcanzar rápido, pero también se puede esfumar enseguida. En cambio el ser se lleva adentro y se va formando día a día, partido a partido, gestando un ser que va siendo a medida que se expresa incluso con el llanto, y si no se nace Puma se va haciendo Puma.
Llorar por el himno ya se ha transformado en un mito, en un ritual. Tiene más poder que el hacka neozelandés, donde la fuerza de una lágrima conmueve más que el ritual repetitivo del equipo negro. El hacka puede intimidar pero el llanto te descubre tal como somos donde no se puede mentir, engañar, ni encubrir los sentimientos.

Tal vez sea necesario perder el miedo a demostrar las emociones y seguir manifestándonos y motivando a todo un país por medio de la pasión por lo que se hace y se siente.
¡Vamos Pumas! sigan emocionando y haciéndonos sentir que detrás de ustedes hay toda una nación que también aprieta los dientes en un abrazo simbólico donde el solo hecho de derramar una lágrima por el país significa que ya hemos ganado.

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