Todo deportista necesita ganar. Muchas veces puede ser tan importante que los jugadores se concentran solamente en los logros obtenidos, y al no conseguir los resultados esperados abandonan. Dudan de sí mismos, de sus habilidades, y el miedo a perder delante de una multitud es enorme. Se frustran, pierden la motivación, e incluso la confianza.
Deporte es sinónimo de vida, con sus subidas y bajadas, aprendizajes y errores, certezas y frustraciones.
Cuando un partido está ganado, hay cientos más por jugar y si un partido es perdido hay cientos más por jugar y además aprender. Ahí se diferencia el grande del jugador común, en la perseverancia, paciencia y sacrificio.
No siempre es necesaria una carrera precedida de triunfos y victorias para llegar a la meta final. Este es el caso de la rusa María Sharapova quien, luego de haber ocupado el número uno del ranking durante 17 semanas en la WTA, cayó en una serie de derrotas, más de 70 partidos perdidos. Sin embargo esas circunstancias no la detuvieron, alcanzando la cima final el sábado pasado al vencer a la italiana Sara Errani por 6-3 y 6-3. Con este triunfo logró el único título de Grand Slam que le faltaba, luego de ganar Wimbledon en 2004, el Abierto de EE.UU. en 2006 y el Abierto de Australia en 2008.
Cuando se le preguntó acerca de perder partidos, Sharapova dijo que los usó para aprender y darle más fuerza. Luego de su lesión de hombro en agosto del 2008 y nueve meses de baja siguió luchando mas allá de la poca ayuda de los resultados obtenidos. Fueron esos fracasos los que la llevaron a convertirse en una jugadora más dura.
"Fue un largo regreso. Tuve muchos días de frustración sin la certeza de saber si iba a volver alguna vez. Pero cuando uno mira atrás y recuerda el trabajo que hizo y los momentos más duros puede decir que todo valió la pena".
Jim Loher, uno de los psicólogos deportivos más exitosos, trabajo con María Sharapova, como así mismo con grandes del tenis como ser Peter Sampras, Andreé Courier, Mónica Seles, Andreé Agassi.
La fortaleza y la disciplina mental es lo que los ayuda a utilizar una derrota como un objetivo a vencer, un desafío a superar. María Sharapova no quiso permanecer en la derrota e insistió hasta alcanzar lo que tanto soñaba. Aprendió del fracaso como una oportunidad para probarse, trabajando cada vez más duro gracias a su trabajo de tenacidad física y disciplina mental.
No se detuvo en las críticas exteriores, se centró en ella misma, en ser mejor cada día, en no mirar el pasado. En el tenis se puede perder más torneos que los que se piensa ganar. Es por eso que se debe mantener una actitud positiva y olvidarse rápido de la jugada. Para ello, igual que Federer y Nadal, realiza ciertos rituales y rutinas psicológicas entre puntos que la ayudan a no perder su concentración: vuelve la espalda a su oponente, revisa sus cadenas, no se acelera, toma un momento y se prepara para el siguiente punto, gira su puño ante un punto obtenido, etc. En el entrenamiento hay que centrarse en las buenas jugadas que se ha realizado y olvidarse de las malas, aprender de los errores no desde la crítica y sin dejarse caer.
A partir del lunes, volverá al puesto número 1 del ranking de la WTA, mas allá de su éxito obtenido en Roland Garros.
"He aprendido mucho de las derrotas. Las pérdidas hacen todo más difícil, pero luego de un mal resultado, me dan ganas de salir a la cancha de práctica y trabajar mucho más duro. Solamente pienso en las cosas que necesito trabajar. Sabía que tenía otros torneos por delante y comencé a prepararme mentalmente para ganar. Yo no quería perder más, especialmente en los match points, no tenía ganas de perder más. Por lo tanto, mi trabajo físico y mental se centró en prepararme para ganar”. Maria Sharapova
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