Nadie puede esconderse, ni huir en un partido. Cuando un gladiador sale a la arena, sale a pelear, sale a competir. Atrás, en el vestuario, quedaron partes de tu vida cotidiana, tus preocupaciones, obligaciones, emociones, cansancio y dolor. Ahora, todos tus sentidos están dirigidos en la acción a realizar.
En ese instante, cuando estás frente a frente con tu adversario, no tenés tiempo para pensar, prevenir, efectuar el tiro ideal, realizar el swing perfecto que tantas veces sentiste, la patada exacta justa en el line, el drive picando en la línea de tu contrario. Tampoco es tiempo de predecir cuánto falta, cómo vamos, o que hice en la jugada anterior. Todos esos movimientos ya los practicaste en el campo de entrenamiento, pero la presión por no cometer ningún error, te lleva nuevamente a querer tener todo bajo control. Nuestro subconsciente, está atento al atajo más seguro, porque no quiere volver a recordar situaciones dolorosas. Pero de eso se trata, de no volver a repetirlas. Para ello en esas circunstancias, no hay tiempo para decir “No quiero fallar”, ya que tu coraje, te ha llevado a decir “Lo quiero hacer”. “Lo sé hacer”.
La situación de estar frente a frente, es uno de los momentos de mayor tensión, y necesitás toda tu fuerza psíquica para poder estar ahí. Una legión de voces grita en tu mente sin tu consentimiento, pero no es tiempo para escucharlas. Hay que estar prestando atención a lo que se avecina. La voz del desafío es la que decidiste escuchar, es la que te dijo que hay una razón para seguir luchando, para demostrar el sacrificio de tantos y duros entrenamientos.
Es tiempo de apoyarte bien es tus pies, calmar tu mente, aquietar el corazón, y salir a defender los colores que tanto amas, o sacarle brillo a las espadas que tan bien guardas en tu bolsa. Ahora no mires atrás, ya estás en la arena y hay que pelear. No hay lugar para excusas, hay mucho trabajo para hacer, y ese, es un tema bien conocido por vos.
Sabes bien que el miedo no existe, sólo es un concepto sin peso en las personas que lo saben manejar. Si vos lo creaste, vos lo podes destruir. Asique ponte de pie y no decaigas.
Es tiempo de apoyarte bien es tus pies, calmar tu mente, aquietar el corazón, y salir a defender los colores que tanto amas, o sacarle brillo a las espadas que tan bien guardas en tu bolsa. Ahora no mires atrás, ya estás en la arena y hay que pelear. No hay lugar para excusas, hay mucho trabajo para hacer, y ese, es un tema bien conocido por vos.
Sabes bien que el miedo no existe, sólo es un concepto sin peso en las personas que lo saben manejar. Si vos lo creaste, vos lo podes destruir. Asique ponte de pie y no decaigas.
Ante lo no esperado, sabrás manejar la agresividad. Según Sun Tzu, el gran estratega militar, decía: se debe vencer al enemigo sin luchar, sin derramar sangre. Los mejores militares no son los que ganan todas las batallas, sino los que consiguen que se rindan sin luchar. Es así que tu astucia te llevará a descargar la agresión, transformándola en pasión, haciendo tantos, pasándole la presión a tu rival. Esa es la mejor manera de vencer.
Recuerda que cada partido es una serie de conflictos, laberintos y problemas donde no todos pueden llegar. Sólo algunos están preparados. Nada llega con facilidad, depende de vos que camino elegirás. Deja entrar siempre a la humildad y a la paciencia, y no dejes que la ambición te desborde, ya que es tu peor compañera.
Recuerda que cada partido es una serie de conflictos, laberintos y problemas donde no todos pueden llegar. Sólo algunos están preparados. Nada llega con facilidad, depende de vos que camino elegirás. Deja entrar siempre a la humildad y a la paciencia, y no dejes que la ambición te desborde, ya que es tu peor compañera.
Lic Julia Alvarez Iguña
j.iguna@hotmail.com
@Iguna Julia
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