Estos auto-mensajes o diálogo interno, son pensamientos irracionales que surgen de manera espontánea e inconsciente, o sea, de manera involuntaria.
Lo que uno cree de las cosas o cree de sí mismo, es, muchas veces, una idea fantaseada adquirida a lo largo del tiempo sin saber bien ni cuándo ni cómo, y que probablemente nunca haya sido sometida a un análisis lógico y real por parte del individuo.
Cuando las cosas no salen bien, hay una cierta tendencia al pensamiento catastrófico. Solemos decir “…y siempre me pasa lo mismo”, “…a este equipo no podemos ganarle nunca”, “… ya vengo fallando dos conversiones”, “...hoy no es mi día”.
Los circunstancias de juego son siempre multideterminados, y ante un error solemos aferrarnos a las causas más negativas; por eso, el trabajo psicológico se basa en formar una nueva manera de hablarnos y autovalorarnos eliminando esa vieja y repetida costumbre.
De acuerdo a cómo nos pensemos, así será la manera de jugar. Si el pensamiento es positivo, el cuerpo actúa con soltura y confianza, en ausencia de algún elemento interno que nos genere miedo. Cuando un jugador continuamente se piensa de manera negativa, con apodos relacionados a una baja autoestima, termina desempeñando ese rol durante todo el partido: “Soy un burro → Juego como un burro“.
Cuando empezamos a trabajar con un equipo o un jugador, uno de los primeros temas que señalamos es la importancia de nuestra comunicación interna. Poder revertir la historia que cada uno lleva dentro mediante formas más eficaces y positivas, dada la importancia donde cada pensamiento o palabra está relacionado a una carga emocional, a un significado que define al jugador.
Si queremos ser grandes debemos pensar en grande. Si ponemos un poco de atención en nuestra manera de actuar nos daremos cuenta que nuestro juego está fabricado por nosotros, que somos el único responsable de nuestra elección, donde el sentimiento de culpa no tiene cabida ya que la intención es hacer siempre lo mejor posible. Si no nos salió una jugada, ya habrá nuevas oportunidades de crear otras tantas, no por eso dejando de ser la misma persona y con la misma valía.
El trabajo psicológico con el deportista debe ayudarlo a poder controlar y eliminar pensamientos que influyan en el rendimiento y reemplazarlos por otros efectivos y reales, ya que, como se ha comprobado en varias investigaciones, un deportista que se evalúa de manera positiva está más cerca de lograr mejores actuaciones, ya que "uno juega de acuerdo a como se piensa"
Como ejercicio con los jugadores, antes de un partido escribo dos o tres palabras clave en la cartelera del vestuario y quiero que cada jugador se identifique y se imagine a sí mimo ejecutándola. Son palabras que resumen toda una filosofía del juego. Cuando en el partido pierden de vista el objetivo del equipo, pueden recurrir a esas palabras para refocalizarse en el juego.
Esta técnica suelen usarla mucho los tenistas, donde el psicólogo, como en el caso de Nadal, escribe en su mano alguna palabras para refocalizarlo en momentos de dispersión; o en golfistas llevando palabras anotadas en un papel en su bolsillo. Estas palabras varían de acuerdo a cada partido, al ánimo individual o grupal, o respecto de alguna técnica implementada en la semana como modelo de refuerzo.
Para crecer debemos cambiar la mente desarrollando nuevos hábitos de pensar acerca de nosotros. No es difícil, sólo toma tiempo necesario para desarrollar nuevos hábitos y acostumbramientos jugando, actuando, pensando y concentrándonos en la persona que queremos ser, con sus atributos y características propias. Es necesario ver siempre el vaso medio lleno.
juliasports@fibertel.com.ar
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