MOTIVACIÓN: MUCHO MÁS QUE UN RESULTADO
In Motivacion¿Podemos jugar sin un motivo?
¿Cómo jugar sin un motivo?
Cuántas veces nos plantamos en la cancha y buceamos en nuestro cerebro buscando "eso", que no podemos definir con palabras pero que nos impulsa hacia adelante, a ganar. En el deporte de alto rendimiento es fundamental una buena y sólida motivación.
Desde un punto de vista científico podríamos definirla como la intensidad y la dirección que ponemos en una actividad, esto es, el deseo de perfeccionar y/o mantener un alto nivel de producción. La dirección se vincula con el objetivo del deseo, hacia dónde dirigimos nuestra energía y atención. En tanto que la intensidad hace referencia a la cantidad de esfuerzo que ponemos en una dirección escogida: la meta
La Psicología de la Motivación tiene como finalidad ofrecer respuestas a las preguntas que se generan a partir de un "por qué" respecto de una conducta, por la cuestión del origen, la dirección y persistencia de un comportamiento.
Siempre tenemos preguntas de este estilo: ¿Por qué una persona juega tal deporte? ¿Cuál es la motivación de un equipo? ¿Por qué los resultados negativos hacen decaer la motivación? ¿Por qué un equipo, a pesar de que va ganando, no puede cerrar un partido?
Un equipo que se siente campeón, demuestra constantemente lo que quiere hacer, adónde quiere llegar. Posee claridad mental en sus metas, visualiza el objetivo a largo plazo. No busca simplemente ganar, busca la “excelencia” en el deporte, se siente un gran equipo ya que juega con “grandeza”.
Esta motivado por mejorar día a día sus habilidades. Sabe que ganar o perder es una consecuencia del partido y, cuanto mejor sea la técnica más probabilidades tendrá de obtener mayores beneficios, ya que al poder jugar sin presión, el resultado y los números llegan solos.
La autoconfianza y la motivación por entrenar y mejorar no van a depender de las consecuencias, de la actuación o valoración de los demás.
El jugador que aspira al triunfo debe establecer un objetivo en su mente, entrenar duro para alcanzarlo, con el propósito de convertirlo en realidad.
Muchas veces esa realidad no se logra en el corto plazo, en un mundo donde el exitismo es moneda corriente en nuestro tiempo, donde se debe poseer una buena “capacidad de espera”.
Ese esfuerzo en el tiempo sólo puede sostenerse mediante la fortaleza mental que, a su vez, está íntimamente vinculada a la voluntad, a la superación de situaciones estresantes y adversas, a sentir y superar el aburrimiento y el cansancio en un ganarse a sí mismo en todos y en cada uno de los entrenamientos y partidos.
Una vez conseguida la motivación, se presenta una segunda problemática, que es mantenerla en el tiempo, y para ello se deben establecer objetivos y metas desafiantes y realistas, dentro de las posibilidades del jugador. Por el contrario, las metas fáciles como asimismo las inalcanzables, provocan el desaliento y la desmotivación.
Conocer tus objetivos y expectativas, te ayudará a distinguir tus motivaciones y a percibir cómo éstas afectan tu juego. Un deportista debe saber qué quiere de cada partido, de cada entrenamiento, de cada campeonato; si nos detenemos sólo en ganar o perder, si no se ambiciona algo, aunque sea muy modesto, no se consigue nada, siempre nos quedamos en la base, ganando o perdiendo.
Donde no hay una búsqueda de superación, de alcanzar objetivos más altos como jugador, como persona caemos en la rutina deteniendo el crecimiento personal y deportivo.
Debemos tener una percepción correcta de lo que es el éxito o conseguir metas. Es nuestro deber centrarnos en la tarea deportiva y en el dominio técnico, superándonos a nosotros mismos y haciendo bien las cosas, más que en la búsqueda de la victoria como único fin de la competencia.
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