Julia Alvarez Iguña

Julia Alvarez Iguña
Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Roles y dinámica de grupos


El deporte es competición, que nos impulsa a una meta que es ganar. Quisiera destacar la reflexión de Robert Weinberg, psicólogo deportólogo americano, quien dijo acerca de ganar y perder, "ganar y perder no sólo depende de lo que el deportista hace sino de lo que hace el adversario”; a lo que quisiera agregar: ganar o perder no sólo depende de talentos y habilidades sino también de las actitudes y de la cohesión grupal de un equipo.
Para poder ganar hay que brindarse al equipo hasta el final, desempeñando su rol y su función en cada tarea. El equipo necesita que confíen mutuamente, conocerse conociendo al otro en reacciones en momentos de conflictos y presión. Los grandes equipos se definen como grupos centrados en la tarea. Su principal característica es la cohesión: el motor que enciende el deseo de logros. Es la energía que se manifiesta en la producción de sus habilidades y en la fusión como grupo relacionando la parte emocional y motivadora de cada uno.

Un equipo sabe que el triunfo no alcanza sólo con la arenga, el discurso, las ganas, el deseo. Esto unicamente es solo el motivo de una acción, pero para el resultado hace falta motivación y voluntad en la consecución de logros compartidos. El valor del equipo no está dado por las capacidades individuales, sino por la combinación de talentos y habilidades, donde se crea una fuerza donde el todo es mayor que la suma de las partes.
De qué características hablamos cuando nos referimos a cohesión:

• Una visión compartida donde la identidad de cada participante se funde en la del propio equipo.

• Una comunicación abierta, lo que permite que el grupo se mantenga junto. Predomina el feedback donde la información es emitida, comprendida, dando permiso a poder hablar desde los sentimientos y necesidades. Esta sincera proximidad genera la formación de sólidos vínculos de trabajo, ya que une todas las conductas permitiendo una gran solidez grupal durante el partido.

• A medida que el grupo se cohesiona, se incrementa la adhesión a las normas y reglas explícitas.

• Un equipo cohesionado posee y se apoya en una filosofía y una cultura grupal.

• La cohesión aumenta la percepción de cada persona en particular y del grupo en general. Enseña a valorarse en sus atribuciones desarrollando sentimientos de orgullo e identidad. El buen conocimiento intergrupal ayuda a detectar problemas y a encontrar soluciones más rápidamente.

• Produce un aumento de la productividad deportiva ya que los equipos con una cohesión alta sobrepasan en la ejecución a grupos con una baja desunión e imagen de sí.

La cohesión es el concepto que tenemos de nosotros y se lo ve en la competencia. Si yo siento que mi equipo me ayuda. Es cuando lo que me pasa a mí, le duele al que tengo al lado, eso es pertenencia. En un equipo hay gente con overall y gente con talento, el voluntarioso y el creativo.

Los grupos son dinámicos. En diferentes momentos pueden predominar distintas situaciones, positivas o negativas, pero la solución es dada por el conjunto. La cohesión no es fija, fluctúa en diferentes momentos para luego recuperarse nuevamente predominando una fuerte adaptación al cambio. Si nos caemos tres veces, nos levantamos cuatro ya que el objetivo nunca se pierde ni se oscurece en sus bordes.

Cuando hablamos de equipo hablamos de sinergia, de la suma de las partes, es decir donde cada uno desde su función y rol, ya sea desde afuera o desde adentro, tiene una función que cumplir, donde se aprende a través del otro a dar y a recibir, a compartir, a permanecer juntos y unidos.

¿Qué es un equipo?


Un equipo es un grupo de personas que voluntariamente se unen en una actividad desempeñando diferentes roles. La palabra equipo proviene del escandinavo skip, barco y del francés equipage tripulación. Está relacionada al ámbito marino y muy merecida a sido su traducción. Un barco para llegar a destino necesita de diferentes roles que se ocupen de distintas tareas para llegar a buen puerto.

Según Pichón Riviére “un grupo consiste en una determinada cantidad de personas ligadas entre sí unidos por una mutua representación interna, quienes se proponen un objetivo que pasa a transformarse en su tarea o meta. Esta se desarrolla por medio de un proceso de asunción y adjudicación de roles (roles formales e informales)”.

Los rasgos de un equipo son: identidad, cohesión, pertenencia, espíritu de participación, comunicación, proximidad, recompensas grupales.

Pues bien, y ¿qué son los roles?

El rol es desempeñar y representar el papel esperado en una situación dada; es la manera en que una persona demuestra lo que se espera de su posición. El rol es una función que posibilita un proyecto concreto, en este caso, un objetivo en común de equipo.

Roles formales. Son los asignados explícitamente al puesto, de acuerdo a la jerarquía.

Roles informales:
Se forman a través de las interacciones entre los miembros de un grupo y dependen de la personalidad de cada uno.

Un jugador puede tener dos roles al mismo tiempo. Uno formal, que es el que le corresponde en el campo de juego, y otro informal de acuerdo a las características personales de cada uno.

En un equipo se necesitan los roles formales, como así mismo los informales. Por ejemplo el capitán, posee un rol formal de jerarquía, es el representante del equipo, pero fuera de la cancha se desempeñará de acuerdo a sus características personales, el consejero, el social, el motivador, etc.

Cuando los miembros de un grupo comprenden la claridad del rol, se produce la ejecución del rol consolidando y mejorando la eficacia. Por el contrario, cuando un equipo no se siente seguro, se apoya en la figura estrella del equipo esperando que resuelva la situación mirando al director técnico como gran padre que asiente la acción. El equipo busca inconscientemente su protección, delegando en él la responsabilidad de la acción, quien asume dicha responsabilidad tomando nuevas desiciones.

Muchas veces no están de acuerdo a lo entrenado en las prácticas, dejando al resto confundido y desorientado en cómo apoyar y responder, surgiendo así la confusión. Luego ante la misma jugada no se sabrá si realmente es lo planeado o si se deja a ese jugador volver a repetir su jugada individual.

Tipos de roles en un grupo ¿Qué clase de equipo tenemos? Según Pichón Riviere encontraremos distintos tipos de roles informales que interactúan en un grupo.

El líder: el que posee capacidad de tomar iniciativas, convocar, promover, dirigir e incentivar.

El motivador: es el motor del equipo. Se conduce con actitud positiva, levanta la moral del grupo, clarifica y no se aparta de las metas.

El gracioso: el que sabe descomprimir una situación con su humor, atrae por su espontaneidad y buen talante.

El social: organiza y planifica reuniones grupales de esparcimiento en busca de la unión grupal.

El paternal:
sabe escuchar, aconseja, pone límites y recuerda normas. Es el que brinda apoyo y contención. Es solidario y compañero con las demás personas del grupo.

El coordinador: ayuda a lograr un mejor clima social. Recoge información y por medio de su pensamiento sistemático, clarifica y ayuda a poner en juego lo pensado.

El portavoz: es quien se hace cargo de las situaciones grupales, las fantasías y ansiedades que prevalecen y las necesidades del grupo. No habla sólo por sí mismo y sabe representar a los demás.

El observador: no es el de mayor participación, pero recoge de una manera objetiva la información del medio para ser trabajada. Ayuda al coordinador en la puesta en marcha de técnicas de conducción. Habla poco pero dice lo preciso.

El moderador: es la persona que interviene en los procesos de la comunicación, aclarando los contenidos manifiestos en el discurso del grupo, poniendo calma en el proceso.

Cuando hablamos de estas cualidades nos referimos a un equipo líder, ordenado, observador, comunicado, social, con humor, normativo, voluntarioso, disciplinado. En la interacción con un grupo podemos sacar lo mejor (solidaridad, camaradería, apoyo, compañerismo) o lo peor (agresión verbal o física, celos, violencia, boicot).

Es así que también podemos encontrar otros roles y características informales.

El amorfo: no tiene una estructura y personalidad determinada. Se conecta y se desconecta según la ocasión. No se juega por sus ideales, es el jugador seguidor.

El oportunista: aparece de vez en cuando, sobretodo en los momentos de éxito reclamando cosas que no merece. El poco participativo, escucha pero no opina, no se juega. El quejoso: que se victimiza, ya sea de las circunstancias o de las otras personas. Siempre ve una intención maligna en su contra. Se centra en la teoría conspirativa.

El criticón: pone de manifiesto los defectos de los otros tratando de atraer la atención a sus propias virtudes rebajando a los demás.

El autoritario: se opone a la libertad de pensamiento, a la creatividad, a poder construir entre todos, al consenso, a la escucha libre. Es el portador de valores absolutos. Siendo la libertad una de las características del deporte, parece un contrasentido que todavía encontremos personas ejerzan el autoritarismo y otras que necesiten someterse.

El saboteador: dificulta los proyectos y atenta contra la opinión y tareas del consenso. Siempre hay una resistencia al cambio por miedo a lo nuevo o por miedo a no poder desempeñarse bien.

El desordenado: llega tarde, siempre le falta algo, esta apurado, pide prestado y no devuelve.

El individualista: siempre quiere tener la pelota y anotar puntos, aunque el que tenga al lado esté con mayor posibilidad de try. No deja jugar a los demás creyéndose que es el mejor.

El chivo emisario: es el miembro del grupo en el cual se proyectan aspectos negativos o atemorizantes, es la figura donde recaen todo lo malo que los otros integrantes ven. Si el sujeto se hace cargo de sus funciones termina jugando y desempeñando ese rol, dañando su autoimagen y con peligro de una total segregación del grupo. A veces se asume por seguir perteneciendo al grupo.

El lesionado: siempre necesita que le presten atención ante sus dolores. Su lesión es un beneficio secundario para ser atendido por el kinesiólogo o entrenador. Juega el rol de “el pobrecito”. El caprichoso: “Si no me pone me enojo, me voy, no entreno, el que entró no es mejor que yo y a mi no me pone”; comentarios usualmente escuchados.

El rebelde: no acepta las consignas, ni las normas grupales. Quiere pasar por encima de los demás, muchas veces de su entrenador. El que se las sabe todas, no acepta reglas. Hace la jugada genial y te salva el partido o logra que lo expulsen y deja al equipo con uno menos.

Estas son las características de un equipo amorfo, criticón, oportunista, individualista, lesionado, quejoso, autoritario, desordenado, que necesita poner todo aquello que no logra en un personaje que lo actúe, el chivo emisario. Sería importante poder aclarar como se ven los jugadores, qué piensan de sí mismos y de los demás.

¿Se respetan entre sí, están dispuestos a sacrificios personales en pos de equipo?
¿Sabe cada uno cual es su rol dentro y fuera de la cancha? ¿Qué tendrían que cambiar?
¿Pueden escucharse más allá de una crítica sin tener que defenderse por medio del grito o la indiferencia?
¿Pueden reconocer las pequeñas diferencias que hacen un todo a la hora de competir?

Siempre encontraremos diferencias en un equipo. Será tarea del entrenador o capitán de lograr objetivos en común para despertar asimismo actitudes pensadas en común.

Todos son importantes a la hora de jugar. Para hacer un try, se necesitará un forward que robe una pelota para pasársela a un wing, y que hará presión para pasar la cortina defensiva del contrario y dársela a un compañero que está sin marcar para aprovechar la posición de try. ¿De quien es el mérito, del que comenzó la jugada, del que puso el cuerpo y se comió un tackle defendiendo, del que llegó a la zona del ingoal o del que apoyo la pelota? ¿La que llegó mas allá de toda presión o del que hizo el try? Buena pregunta para pensar.

Hay muchos jugadores que no figuran, que no son los tryman pero que igualmente se sienten orgullosos por su lugar en la cancha. Son los obreros del equipo. Otros no participan en el partido en sí, pero igualmente forman parte de él, son los suplentes que llevan encendida la esperanza por poder entrar aunque sea 5´. Muchas veces no reconocen su convocatoria y se quejan por no ser tenidos en cuenta cuando lo importante es que han llegado al plantel superior. Algún día serán los jugadores fijos y otros los sucederán, dando el ejemplo de la perseverancia y alentando a sus nuevos compañeros.

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