Julia Alvarez Iguña

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Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

La trampa y el engaño en el deporte


Un viejo dicho inglés dice “el fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos, y el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros”.
Históricamente el fútbol tiene su origen en la célebre reunión en la Freemason’s Tavern de Londres en1863, en la que jugadores de distintas escuelas practicaban variantes del “fútbol” y así intentaron llegar a un acuerdo para unificar las reglas. Esto produjo una división entre quienes querían prohibir el uso de las manos para controlar el balón y los que sí preferían reglamentarlo. Los primeros fundaron el llamado “Footbal Asociatión”; y los segundos, liderados por los representantes de las escuelas de rugby, fundaron años más tarde (1871) la “Football Rugby Unión”.
Luego de su separación a mediados del siglo XIX comenzaron a presentar ciertas diferencias uno del otro, como ser: fuerza y choque contra habilidad; juego limpio contra juego desleal, táctica sobre estrategia, individualidades versus juego en equipo, simpatizantes exaltados vs. hinchas violentos.

El deporte en general entretiene, es una disciplina basada en actividades físicas bajo el cumplimiento de reglamentos, y fue evolucionando con la incorporación del alto rendimiento junto a mayores ventajas competitivas. Es de esa manera que su aspecto lúdico comienza a cambiar por el aspecto económico, sobre todo en el fútbol llegando a formar una industria con reglas propias. Podemos encontrar muchos valores en el fútbol cotidiano donde se juega por diversión y no por dinero, pero cuanto más se convierte en espectáculo mediático y reglado por intereses menos legítimos pierde su esencia deportiva.

Podemos caracterizar al fútbol y al rugby profesional como deporte y como negocio teniendo al dinero como factor elemental. Nadie quiere quedarse afuera sobretodo en el fútbol ya que cotiza alto en el mercado. Este proceso, donde el jugador es libre de elegir el camino que quiere tomar para lograr el ansiado éxito, permite que en las victorias –al contrario de lo que sucede en el rugby- se imponga una jerarquía donde no es lo mismo ganar de un modo que de otro.

El rugby es un juego de grandes virtudes, un deporte de caballeros por la dureza del mismo y por los valores con que se debe actuar dentro y fuera de la cancha, ésa es la gran diferencia con otros deportes grupales. Es un deporte con un fin en sí mismo: divertirse con amigos, superarse a sí mismo, ser feliz, competir.
Ambos deportes entran en la categoría de deportes populares, hemos escuchado definir al fútbol como deporte de multitudes y en la consecución del triunfo no siempre se utilizan conductas centradas en la meta. Cuando la ansiada jugada no se obtiene se aleja del espíritu del deporte, de la solidaridad, del esfuerzo, del “fair play” para cometer dudosas acciones morales que nada tienen que ver con los valores del deporte. Podríamos pensar que ciertos valores del juego se están perdiendo por el excesivo énfasis en el resultado y en el ganar a cualquier precio.

El engaño, la simulación, jugadas encubiertas, o situaciones contrarias al “fair play”, son usadas como picardías para engañar al árbitro y sacar beneficio de la jugada en una manera tramposa sin honor. Es así cuando el deporte, uno de los elementos socializadores mas importantes de la cultura, se quiebra identificándose a los valores culturales y sociales de la época donde no importa el como en la consecución del fin.
Este video me disparó la idea de escribir acerca del porque, y ésto no solo en el futbol, hay necesidad de hacer trampa.
Cuando se hace trampa predomina un doloroso sentimiento de desvalorización reemplazado por la creación imaginaria de una situación de triunfo.
Lo importante no es el tanto en sí, sino la imagen ilusoria de triunfo junto a su contenido afectivo. El que supera la situación es el que gana, el que triunfa, el que puede.

El deseo de aprobación, de éxito, de no querer pasar vergüenza, son todos elementos que influyen en la autoestima. El engaño es una manera de sentirse bien consigo mismo donde no es tolerable el perder, el error, donde se engaña a uno mismo.
Podemos utilizar ciertos conceptos básicos de una denominada “Teoría de la necesidad de logro”, que ya definimos en otro artículo y que la emplearemos nuevamente para comprender el tema.
En todo deporte hay competencia, todos quieren alcanzar sus objetivos y para llegar a ellos existen dos clasificaciones: meta orientada en la tarea, o meta orientada al ego.
La meta orientada en la tarea implica demostración de habilidades, de mejoras personales, de superación de nuevos objetivos, con un elevado nivel de esfuerzo como auto-referencia.

La meta implicada en el ego, está centrada en el resultado, en el reconocimiento externo, en el éxito, en demostrar lo bueno que soy. Pero debemos comprender que el éxito se alcanza a través del esfuerzo y la superación personal. Cuando la victoria depende de uno mismo no es necesario engañar o agredir al rival, o cometer alguna trampa para sentirse competente. Esto es un autoengaño, un ir más allá de la ley y los límites que posee el deporte simbolizado por la figura del referí.
Mientras que el jugador auténtico se juega por su deseo, el que necesita engañar para obtener lo deseado, debe manejar de antemano qué versión anticipada le dará a su jugada.
Es cuando hablamos de una motivación vacía que difícilmente se sostiene a menos que se consigan resultados deseados.


El rugby forma parte del mundo materialista pero no cae en ventajas personales. Es un deporte de equipo donde el habilidoso y el brillante se pierde en lo colectivo del equipo. Cada partido es una gran batalla, un deporte que se juega contra un rival en un pacto de caballeros, donde ese adversario podría pasar luego a ser un amigo para toda la vida. La motivación del rugby está centrada en el juego más allá del beneficio económico que se pueda extraer. De ahí esa garra y corazón, esa profunda emoción que ya vibra al cantar el himno, ese incansable jugador “todo terreno”, donde si bien se busca ganar, se encuentra más en juego la excelencia, la pasión por la camiseta donde el esfuerzo y el trabajo bien hecho hacen la diferencia.



Lic. Julia Alvarez Iguña

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