Julia Alvarez Iguña

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Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

La seguridad en la toma de decisiones del arbitro, y porque no, del jugador.


Tomar decisiones supone una elección entre diversas alternativas; es interpretar una realidad concreta asumiendo la responsabilidad y haciéndose cargo de esa decisión. Para ello se debe poseer un gran dominio emocional y una profunda confianza en sí mismo y, por lo tanto, en sus decisiones. Por ejemplo: el árbitro no cobra un penal siendo éste reclamado por los jugadores. Si en ese momento aparece la inseguridad, puede desviar el foco de atención, dudando de la situación e incurriendo en más decisiones erróneas donde ya no se sabe si son propias o provienen de presiones de afuera. La postura que decide un situación es lo que ocurre después de la decisión tomada donde ya no hay vuelta atrás, y por lo tanto, no debe pensar si sus fallos son correctas o no. Lo peor que podría ocurrir es aplicar la “ley de compensación”, tratando de equilibrar un fallo mal aplicado; ésto lo mostrará frente al público y jugadores como un ser voluble logrando en ese doble mensaje la falta de respeto al otro y a sí mismo.“Te compenso porque me equivoqué”- donde la compensación es un reconocimiento del error.

En partidos difíciles aparecen situaciones de ansiedad ante lo que puede suceder en el momento de arbitrar, frente al no reconocimiento de su rol y de sus propias capacidades.
Cuando ocurre una falta siempre se encontrarán diversas maneras de ver la situación: los jugadores, los espectadores, interpretaran lo sucedido de acuerdo a sus diferentes puntos de vista, perspectivas e intereses. De ahí la importancia de su confianza y la clara percepción de los hechos ocurridos ajustándose al reglamento y de acuerdo a los principios del deporte. Para ello el árbitro debe tomar la distancia justa entre “lo que ve y lo que ocurre”, interpretando la situación tal como aparece, dejando por completo de lado todo factor emocional que pueda influir en alguna de las partes. Tampoco se debe guiar por una valoración de los diferentes equipos o jugadores según las connotaciones o “fama de…” ya que se comienza a actuar y a valorar desde ese rol y desde esa falsa apreciación. Cada partido es diferente, y en cada uno, se ponen en juego distintos comportamientos.

Un árbitro es el reflejo de la integridad moral y la honestidad. La confianza en sí mismo o en “ser uno mismo”, sus fallos justos y certeros aumentan la credibilidad para ganar el respeto y la obediencia de los jugadores. Cuando una persona se siente libre de sus actos, ese “self-determination” lo reafirma en la necesidad de ser alguien, es decir, en expandirse como persona en su ámbito social.
Esa tendencia a “permanecer fiel” a sí mismo asegura que el juego se desarrolle con justicia y equidad dentro de las reglas y reglamentos del deporte ya que posee específicos conocimientos para no cometer errores a la hora de la toma de decisiones. Una mala actuación genera que el centro de las miradas recaiga sobre su persona, produciendo un giro en la atención donde los jugadores se centrarán más en sus posibles sanciones que en la importancia de cada jugada, lo que trae aparejada la desconcentración grupal. Asimismo decisiones equivocadas o lentas, vacilación en la toma de decisiones, demuestran una falta de convicción que incita al conflicto grupal del equipo y a fervorosas demostraciones de la hinchada.

Sus fallos siempre están presentes en la opinión pública donde los bandos alterarán según sea a favor o en contra. Puede ser que como todo ser humano haya cometido un error, pero, en su rol de autoridad, no es aceptada por los demás creyendo que el árbitro todo lo puede y todo lo debe saber.
La imagen que proyecta el árbitro en cada partido es sumamente importante; refleja la equidad, la ley, la autoridad y de acuerdo a sus decisiones el partido girará hacia cualquiera de los valores puestos en juego por él. Para ello la calidad de sus decisiones en el manejo de situaciones difíciles debe manifestarse con aplomo y profesionalidad. Debe saber manejar y controlar sus emociones, no identificándose con fuerzas o reacciones externas. Estamos hablando de la importancia de la capacidad en la toma de decisiones, ya que se debe poseer una imagen positiva de sí mismo y de su autoestima, sabiendo respetar pero asimismo, haciéndose respetar como árbitro y como persona dentro y fuera de la cancha.

Lic. Julia Alvarez Iguña

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