Julia Alvarez Iguña

Julia Alvarez Iguña
Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Técnicas militares aplicadas al deporte



John es un soldado de 19 años que espera la orden para salir a combatir en su primera experiencia de guerra. Por el momento, su obligación es permanecer alerta hasta que la línea enemiga tome posición. A lo lejos, se escucha el terrible estruendo de bombas que destellan estelas de colores sobre el cielo plateado de Irak. Luego el silencio….
En ese momento piensa, que tan sólo un año atrás se encontraba terminando su colegio secundario. Fue entonces cuando decidió entrar en la Armada. Allí fue donde adquirió  la técnica militar en el uso y manejo de armas, como también un gran desarrollo físico luego de duros, disciplinados y largos entrenamientos.
Piensa en los cambios que se efectuaron en él a nivel emocional dejando atrás a ese niño caprichoso y vulnerable. Ahora nuevas respuestas y actitudes emergen en él. Hoy en día debe enfrentar otras situaciones límite como el peligro de la muerte. Todo ese cambio se fue dando paulatinamente gracias a la disciplina del ejército.
La orden de avanzar a la posición designada llega. Sus manos tiemblan, su cuerpo transpira, su corazón late fuertemente como expresión de su ansiedad.  Se encuentra inquieto y en estado de alerta. Pensamientos  bombardean su mente en la expectativa de lo que puede llegar a suceder. Pero ahora no hay nada más que pensar. Es tiempo de actuar.

El miedo que registra este soldado, es el mismo que algunos jugadores sienten antes de una competencia. La diferencia está en la cantidad de excitación, pero el miedo es el mismo. El miedo es siempre miedo. No podemos decir que tenemos un 30%, o un 70% de miedo. O lo tenés o no lo tenés.
El deporte se compara muchas veces con la batalla. El jugador juega por su posición en la competencia, la cancha es su  línea de fuego, la pelota su arma. Allí se combate, se pelea, se sufre y se lucha. En el resultado final sólo uno ganará.
En ambas situaciones, la agresión y la pulsión de dominio están presentes.
En el deporte se transforma una meta o deseo destructivo por otro objetivo no agresivo que sobresaldrá por su valoración social. En la guerra la agresión estará al servicio de la destrucción ya que está en juego la vida.
En ambas situaciones, tanto en la guerra como en el deporte, sobre sale la disciplina y el entrenamiento, y para obtener un buen resultado, no salir herido y ganar, se debe transformar el miedo en rendimiento y ésto demanda fortaleza mental y un gran control emocional.
Los soldados sufren una serie de manifestaciones psicológicas ya sea miedo, ansiedad, angustia, irritabilidad, sentimiento de culpa, y también una incapacidad a enfrentar determinadas situaciones o hechos que podrían recordar o rememorar aquella experiencia. En el deporte las situaciones no son tan límites, pero el miedo a volver a repetir situaciones de error es el mismo.

En el ejército los reclutas están acostumbrados a marchar. No es que lo ejercitan como una técnica de combate. La marcha es utilizada como una disciplina y practicada entre batallas. Es así que pasan largas horas caminando, marchando, todos al mismo ritmo.

¿Qué es lo que demuestra un batallón marchando? Su objetivo es lograr coraje y valentía, cohesión grupal, confidencia y decisión a la hora de pelear. Dentro de su lenguaje corporal no demuestran signos de fatiga ni cansancio, ni hombros caídos, ni miradas bajas. No hay negatividad, no hay miedo. Ellos están totalmente focalizados en el ritmo y la precisión de la marcha. Hasta su respiración está sincronizada en sus movimientos.

La marcha, por efecto de la identificación, prepara a los soldados para ser decisivos, mantenerse fuertes y confidentes aunque se sientan verdaderamente cansados. Entrenan la disciplina, la concentración, la decisión que se necesita para dominar el miedo.
Todos los grandes campeones tienen esa manera de caminar, en el tenis entre puntos, en el golf entre tiros, en los juegos colectivos en la manera de correr, de plantarse frente al rival. Los grandes competidores tienen la misma mirada, la misma demostración de dureza, fortaleza física; la misma forma de caminar y de actuar en la cancha, hombros y cabeza arriba
La batalla no se gana solo en las trincheras, o desde el aire con refinados y sofisticados sistemas de armas automatizadas, o poderosas naves de guerra. Igual que en el deporte hay que ganarla también en las mentes de las personas, quien es la que determinara el resultado entre ganar o perder, entre morir o vivir.

:Lic Julia Alvarez Iguña



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