Si el rugby es un deporte
de caballeros, bien estuvo representado por Johnny Wilkinson, temido por su
capacidad de transformar la presión en puntos, aun en las situaciones más
estresantes. El último grande del
rugby, fue nombrado “Sir” por la reina de Inglaterra, pero eso no permitió que
continuara con la humildad que siempre lo caracterizó.
Su ritual y su rutina
inolvidable para patear, se caracterizaba por repetir siempre lo mismo.
Colocaba
la pelota hacia el objetivo, caminaba hacia atrás cierta cantidad de pasos, y uno
sólo lateral. Centrado con sus pies, con la misma anchura de sus hombros, tomaba
sus manos por delante, mirando los postes como perdido en una eternidad. Solamente
pensaba que tenía que patear una pelota entre un par de palos verticales. Sus
manos entrelazadas, eran la marca definitoria a la hora de sumar.
En una conferencia de
prensa explicó, que la colocación de sus manos, era una posición muy importante
para él. Formaban parte de su ritual. Ellas “simulaban” una barrera contra el
mundo exterior, filtrando toda clase de estímulos que pudieran desconcentrarlo,
como ser los miles de aficionados rivales, con sus silbidos o abucheos. Cierta
vez, entrenando, encontró esa posición de sus manos, pasó a ser la elegida y
nunca más la abandono.
Las
técnicas de entrenamiento de Johnny.
Luego de su rutina técnica,
comenzaba su rutina psicológica Entrenaba distintos tiros, uno de ellos, tratar
de pegarle a la barra del travesaño, en otra, fingía que era un jugador de golf
tirando a la bandera, y su pie un hierro siete. Se centraba en el punto de la
pelota, y su pierna continuaba la trayectoria al objetivo, el mayor tiempo
posible, como en un follow throuhg. En otra situación, imaginaba una boca
burlona detrás de los postes tratando de enviar la pelota a ese lugar, pero la
más divertida era la de una mujer “Doris”, sentada detrás en la tribuna, tratando
de tirarle su lata de Coca Cola.
Johnny, no sentía ni escucha
nada, solo veía a Doris, y sentía que sus movimientos eran los correctos. En el
momento de patear, esperaba que su figura se enfocara en su objetivo.
En el entrenamiento, se centraba
más en encontrar la relajación, el centrado, en el afrontamiento de la situación
en su presente.
Junto a su asesor permanente
David Alfred, terminaba su sesión con una serie de seis tiros, pero todos tenían
que ser perfectos. Si uno de ellos fallaba, comenzaba de nuevo, por eso era muy
frecuente, que fuera el último en retirarse del campo de entrenamiento.
La técnica psicológica de
la imaginación, la disociación, la visualización, ayuda al jugador a centrarse
en su zona. Es en ese lugar, desde el aspecto cognitivo, donde sólo se percibe la
acción a ejecutar, se centra en ese punto de atención, por encima de la barra y
entre los postes. Johnny, mira fijamente sus manos, es en ese momento que ya está
listo, lo demás es historia.
La rutina antes de una acción, también
en el golf, o el tenis, es una técnica usada por muchos jugadores y
profesionales, que ayuda a lograr mayor concentración, y aislamiento de
elementos que pueden des-centrarlo. Son movimientos que se realizan antes de
pegar, y que se repiten siempre de la misma manera, pase lo que pase.
En situaciones de presión, engaña a
tu mente, pensá en algo neutro, pero no en ninguna palabra que se relacione a
resultado. Enfocáte en ese punto, respirá, aisláte de la multitud. Pensá que
sólo estás vos, tu pelota y la acción a realizar.
Lic Julia Alvarez Iguña
j.iguna@hotmail.com
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