COMO MANEJAR LA PRESIÓN ANTES Y DURANTE UN PARTIDO
In PresionesCuando hablamos de presión, nos referimos a cierta fuerza que presiona, aprieta, comprime. En lunfardo apretar seria presionar.
En toda competencia, siempre existe cierto grado de presión, de nerviosismo, y ésta es la activación necesaria que nos lleva a competir. Hablamos de un estado intermedio entre el nerviosismo y el estar muy calmo, pero cuando la presión es incontrolable y sobrepasa su nivel puede dejar inhibido y sin respuestas al jugador.
Entrenando no sentimos lo mismo que en una competencia. Allí es donde se ve la verdad y la seguridad de cada uno. Por eso, los espectáculos son tan emocionantes porque además de ver buenos jugadores observamos quien puede manejar mejor la presión.
La presión existe en toda competencia y el éxito seguramente estará en quien la controle mejor. Uno de los momentos de mayor tensión es el previo al partido, porque el jugador unicamene piensa en ganar, en lugar de jugar.
Muchas veces oímos a entrenadores decir “salgan a presionar”.Esto sería exigirle al rival más de lo que puede dar. Es decir, estar ahí, marcando, presionando, desubicando, siendo su sombra, no dejándolo actuar ni pensar al desconcentrarlo con tantos estímulos; recordemos que, cuando hablamos de concentración, decimos que no se puede atender dos cosas a la vez, o atiendo al otro o al juego.
La presión es un fantasma creado por la mente, que dispara inseguridad por miedo a la incertidumbre. Sabemos que cada acción dependerá de la manera de pensar y, según la interpretación que hagamos de la misma generará pensamientos de acuerdo a la manera de alentarnos o criticarnos. Cuando nos invade descoloca a la voluntad, surgen los juicios valorativos y una necesidad anticipada a una satisfacción, surgiendo un doble pensamiento entre lo que se está haciendo y lo que se está deseando.
Es bien sabido que en toda competencia hay una puesta en escena del deseo de un equipo o jugador , quien busca alcanzar un objetivo, pero cuanto mas comprometida esté en su deseo tratando de demostrar el papel de héroe o de figurar y ser reconocido, más difícil será poder llegar al sueño anhelado.
En cada momento hay un deseo, una jugada, una acción en juego. Es poder centrarse en la situación presente y seguir luchando dejando a un lado las demandas y expectativas de los "otros significativos" (padres, entrenadores, profesores). Hay que aprender a exigirse continuamente sintiendo esa presión que nos lleva siempre a “ir por mas”. Como decía el tenista Jimmy Connors: "Donde hay presión, hay una oportunidad", y esto surge cuando podemos manejarla dejando al Yo más libre para desplegar todas sus funciones cognitivas, es decir, atención, percepción, etc., funciones que implicadas en el rendimiento.
La acción en el deporte es una conducta dirigida a conseguir una meta, con una esperanza. Por eso debemos saber muy bien cuáles son nuestros objetivos y estar preparados para cuando las cosas no salen como queremos, pues no siempre salen como las deseamos pero si que las vamos a conseguir. El error siempre aparecerá ya que somos humanos. Lo importante es como reaccionamos frente al error.
El poder manejar la presión es lo que marca la diferencias entre buenos y excelentes jugadores. Los primeros disminuyen su rendimiento, se someten al poderío del otro, se ponen nerviosos y erráticos, piensan en el resultado, mientras que los segundos se agrandan, sienten el dominio de sus actos, aumentan su eficiencia pudiendo sostener el juego con claridad de pensamiento y la serenidad necesaria para poder definir una crítica jugada o cerrar un partido. Esa es la diferencia entre un jugador competitivo y un jugador competente.
En un partido, continuamente vamos pasando por distintas situaciones, de una vivencia de poder a una de impotencia, de triunfo a fracaso, de éxito a derrota, además de la angustia escénica de cómo el otro evalúa constantemente. Para poder sentirnos concentrados en el partido nuestra mente no puede estar en tantos lados al mismo tiempo, en el adentro y en afuera. Estas son las situaciones cuando por sobre exceso de información nos bloqueamos. En lugar de concentrarnos en jugar y enfrentar el desafió según nuestras habilidades del momento, cambiamos el objetivo en no ser reconocido como un perdedor y toda clase de calificativos que cada uno usa en la cancha.
La presión va cambiando continuamente de lugar. Cuando se espera mucho de un equipo, produce un efecto inhibitorio poniendo sobre sus espaldas el mandato de ganar. Cuando vamos bien, la presión la tiene el otro, ya que poseemos un plus para poder centrarnos en otros recursos tácticos y estratégicos. Cuando jugamos sueltos liberamos todas las funciones cognitivas para desplegarlas en el juego.
Los tipos de presiones de la que estuvimos hablando se clasifican en
Externas.
Son las centradas en el afuera, el adversario, un rival superior, jugar por el puesto, la definición de un campeonato, la hinchada, la representación de un país o un club. Éstos son desafíos que esperan una respuesta positiva del jugador, el que se juega por su deseo de llegar.
Internas
Es lo que sucede en nuestro interior, dentro de cuales están las pasiones, los pensamientos, el miedo a lo desconocido, el temor al ridículo, el exceso del propio deseo, cumplimiento de ideales o metas difíciles de alcanzar, necesidad de aprobación.
Son situaciones donde se encuentra implícito el miedo a fracasar.
Para poder trabajar la presión desde la psicología, enseñamos a los jugadores cómo poder controlarla por medio de técnicas centradas en la concentración, el optimismo y la confianza en ellos mismos. Para poder cerrar bien un partido, se necesita serenidad, calma, inteligencia y precisión. Si la mente está totalmente desordenada, esto será imposible. Las charlas individuales o grupales se centran en poder interpretar desde el imaginario, trabajar sobre los elementos que impiden un buen rendimiento, confrontándolo con la realidad y los recursos de su Yo.
¿Qué te pasa más seguido en una competencia bajo presión?
¿Cuáles son los momentos y situaciones más críticas?
Cuando ganas o perdés un partido ¿Cómo te sentís? ¿Cómo reaccionás?
Centrate en tu ahora. Ocupate por la jugada presente en vez de preocuparte por lo que hicistes mal en la anterior, eso jugado ya fue, está ausente y si perdura en tu mente elimínala. Deja de temer y crear imágenes fantaseadas. Confrontá la realidad.
No aceptes otros "deberías" o “tendrías” mas que los tuyos.
Hacete cargo de tus jugadas y leva a cabo aquellas que sentís que sos capaz de realizar. No juegues al superhéroe.
Deja los sentimientos y el análisis de tus jugadas para el vestuario.
Se espontáneo, arriesgáte y actuá.
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