Julia Alvarez Iguña

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Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Rafael Nadal, entre rutinas y rituales.


Para mejorar la atención y la concentración antes de un partido, se utilizan rutinas que ayudan a situar al jugador en un buen estado de rendimiento. Estas técnicas son utilizadas por la mayoría de los profesionales de elite, y aunque el espectador no se dé cuenta de ellas, son observadas por el psicólogo, las cuales brinda información acerca de cómo está el jugador en ese momento.
Son muchos los comentarios acerca del Nro. 2 del mundo, Rafael Nadal, su garra, su temple, la precisión de sus jugadas que hace a muchos ponerse de pie ante la magia de su juego. Pero también llama la atención muchas de las conductas que Rafa realiza antes de salir a una competencia. Estamos hablando acerca de sus rutinas y sus rituales.

Las rutinas son una consecución de acciones que hacen mejorar la concentración antes y durante un partido, ayudan a centrarse en el juego, eliminando emociones que pudieran perturbar. Son movimientos que se realizan antes de jugar, y que se repiten siempre de la misma manera, pase lo que pase. En el rugby podemos mencionar la rutina de Johnny Wilkinson antes de patear a los palos.
En esta técnica, los tenistas utilizan distintos elementos. Por ejemplo: se centran en una imagen, fijan la vista en la raqueta, arreglan las cuerdas luego de un mal tiro, secan el grip, piden una toalla, o, por medio de rutinas más explosivas como ser: la activación por medio de movimientos, saltos, gritos a él mismo por medio del autodiálogo (esto es lo que más sobresale en Nadal luego de ganar, o en Tiger Woods luego de un buen tiro), en la respiración y visualización interna de sus cuerpos, etc.

Todas estas rutinas se adquieren por medio de una práctica sistematizada y repetitiva en entrenamientos y partidos. Su objetivo es poder lograr mayor concentración y aislamiento de elementos que pueden descentrar y sacar al jugador de su objetivo, centrándolo en cada jugada, en cada saque, en cada punto. Ante un error Rafa lo olvida, por ejemplo en lugar de pensar en eso, arregla las cuerdas, seca el grip, acciones que lo ayudan a sacarlo de su crítica interior. Asimismo si se avecina una posible victoria, la elimina no dando lugar a la presión que la misma produce. Todo es tiro a tiro, sin emoción ni evaluación.
Perder duele, y pensar en la derrota lleva a olvidarse del plan de juego. Eso es precisamente lo que no hay que hacer en un partido importante, ya que en el tenis la victoria depende de un estrecho margen y no existe un resultado hasta finalizado el partido.

Los rituales por el contrario, son una sucesión de acciones que permiten al jugador mantener la concentración, son manías, repeticiones que ayudan a llevar a efecto las rutinas.
En lugar de pensar en el partido, se detienen en otras cosas, no dejando pasar emociones o sensaciones que lo saquen de su objetivo. Por ejemplo Nadal, se coloca el pelo detrás de las orejas, arregla su calzoncillo entre punto y punto, da unos golpes con la raqueta en las zapatillas, limpia las líneas si juega en polvo de ladrillo, pica la pelota determinado número de veces. Un ritual muy llamativo son las dos botellas de agua que coloca a sus pies, delante y a la izquierda de su silla. Toma un sorbo de una botella y un sorbo de la otra y repite ese ritual en cada descanso del partido hasta que el juego finalice.
Estos rituales no deben confundirse con supersticiones, creyendo que esa acción es la que va a generar el triunfo del jugador, ya que se repiten más allá de ganar o perder.

Los científicos que se manejan en la observación empírica, pueden decir que estos rituales no tienen sustento en la realidad, pero sí tienen sustento en la realidad psíquica del jugador, ya que lo ayudan a no pensar en situaciones del partido como ser: “como perdí ese punto”, “me está ganando el set”, “ya lo tengo dominado”. O sea, es una manera de distraer la mente, de sacarlo de su interior para evitar que cualquier emoción lo aleje de lo importante en un estado de concentración máxima.
La superstición es un pensamiento mágico en el cual se desea obtener afuera lo que uno no posee, creyendo que esos objetos van a ayudar, y en el deporte, lo único que puede ayudar es uno mismo. El deportista puede equivocarse en varias jugadas, pero no con su cabeza. Esta es la que decide.


La rutina de Nadal antes de una competición


Cuarenta y cinco minutos antes del comienzo del partido, inicia su ritual con una ducha de agua fría, casi helada. Es allí donde comienza a activarse, a conectarse con su interior, donde siente crecer su fortaleza, resistencia y seguridad, introduciéndolo en la “zona”, en un estado de concentración que los psicólogos llamamos “fluir”, “to flow”. El “fluir” es un estado mental y físico que alcanzamos cuando nos implicamos de tal forma en una actividad que perdemos la noción del tiempo y del espacio, estado donde poseemos control de nuestra vida psíquica logrando un equilibrio entre las habilidades y los desafíos.
Luego cambia los grips negros de sus seis raquetas colocando cinta blanca encima de la negra, dándole vueltas y más vueltas en sentido diagonal. En esta acción no piensa lo que está haciendo, simplemente lo hace, como si estuviera en estado de trance. Es una manera de alejar la presión pe-competitiva y no gastar energía antes del partido.
Luego de un previo masaje, del vendaje en sus pies y en sus manos, se viste, se moja el pelo y coloca su típico pañuelo en la frente. Este otro movimiento no es consciente, lo realiza lentamente siguiendo con su activación mental, es otro momento de su ritual para ir centrándose más profundamente en el comienzo de la batalla.
Si nos fijamos el video, antes de salir a la pista está saltando y haciendo pequeños sprint, mientras su rival se conduce pasivamente. Rafa está en un estado pleno de consciencia, en su máxima activación.

En esos momentos ya sabe lo que tiene que hacer, concentrarse, resistir y no rendirse jamás, sin demostrar signos de debilidad ante él o ante su rival. Permitir que el juego fluya, dando lugar a lo bueno y a lo malo, sin detenerse en pensar ni en volar en el tiempo. En jugar sin distracciones logrando el equilibrio justo entre la presión y el dominio, entre el nerviosismo y la convicción y seguridad en sí mismo.




Lic Julia Alvarez Iguña

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